¿Cuántas veces has tocado el concierto de Hoffmeister en público, cuántas en la primera ronda de audiciones? Puedes parar para contar, tengo tiempo. ¿Y qué tal estudiar la obra? ¿Aún puedes estudiarla o te parece que te vas a desmayar si vuelves a oir la palabra Hoffmeister? ¿Sin hablar de la cadencia...?

Hay algo que puedes hacer, y está en tu mano, o mejor dicho: sobre tu atril.

Es tu partitura.

Tu antigua, viajera, querida, odiada, garabateada partitura, llena de consejos.

Seguro que aún te acuerdas cuando tenías 15 años y tocaste la pieza por primera vez. Cómo te secaste las manos con tu pañuelo y respiraste hondo una vez más, antes de salir al escenario. Y el entusiasmo y el éxtasis de después, cuando se acabó todo... ¡y tan rápido!

¡Han pasado tantas cosas desde entonces! Ahora eres otra persona que antaño con 15. Has podido tocar el Hoffmeister muchas veces desde entonces, has cogido experiencia, has visitado conciertos, reído, llorado, tocado, amado.

Si tocas desde ese tiempo con la misma partitura, es tiempo de empezar de nuevo: date el lujo de una edición nueva a estrenar.

Date el lujo, por un precio muy pequeño, de una nueva perspectiva.

Admitiéndolo, hay muchas cosas que te podrían dar una nueva perspectiva. Una masterclass, una clase de Resonancia conmigo, conocer gente nueva, visitar conciertos, reír, llorar, tocar, amar.

Sin embargo... ¿la perspectiva que más lejos te llevará en este momento?

Es aquella desde la cual descubres la obra AHORA.

Todo lo demás sólo aplazaría ese momento.



Siguiente Entrada Entrada Anterior