Tu estudiante llega a la clase, lleno de ilusión, y mientras desenfunda su instrumento, sonríe: "Esta semana he estudiado muchísimo" - "Fantástico - te escucho."

Comienza a tocar, se tropieza aquí y allá, vuelve a empezar. Parece que no está saliendo. Hasta que se da por vencido y dice "En mi casa me salía, ¡en serio!", y tú le entiendes.

Porque a ti también te ha pasado.

Nos encontramos ante el fenómeno de "en mi casa me salía" - todos lo conocemos.

¿Y por qué ocurre? Algunos dirían que el estudiante no había estudiado lo suficiente para conocer bien la pieza. O que se había engañado a sí mismo pensando que ya sabía tocarla. O que está nervioso, o que podría haber calentado antes de tocar.

Eso puede ser el caso, adicionalmente.

Porque hay más.

La explicación principal para "en mi casa me salía" se halla en la conexión entre el oído y el movimiento en el oído humano.

Ahí vamos a ir un momento.

(Fuente: Wikipedia Commons)

Cuando escuchamos, las ondas sonoras llegan primero al tímpano (verde oscuro en la imagen) y lo pone en vibración. Esta vibración se amplia y transmite a través de los tres huesecillos del oído (martillo, yunque y estribo, los tres en azul).

El último de los tres huesecillos, el estribo (azul oscuro), está situado en la interfaz entre el órgano del oído y el órgano del equilibrio (los dos están representados de color morado: órgano del equilibrio arriba y órgano del oído abajo). Esto significa que en el oído interno, el sonido es procesado como información auditiva y como información de movimiento.

Después se pone aún más emocionante: los nervios del órganos del oído y del órgano del equilibrio (en la imagen a la derecha, de color amarillo), se unen en un solo cordón nervioso y llegan al cerebro juntos como el VII. nervio craneal.

Así de estrecha es la unión entre oído y movimiento.

A la inversa, ello significa que existe un acceso al aparato motriz mediante la audición.

Y cuando digo aparato motriz, me refiero a todos los músculos del cuerpo: nuestros brazos y dedos y lengua, y todos los otros músculos que empleamos para hacer música.

Vuelvo al tema del estudio. Al estudiar, estamos entrenando una serie de movimientos que están en sintonía con la acústica del espacio donde estamos.

Cuando llegamos a nuestra clase, ha cambiado la acústica, la reverberación de la sala. El oído recibe esta nueva información e intenta procesarla (es decir, traduce lo que escucha para convertirlo en movimiento), pero ello estorbará los movimientos entrenados y ensayados por nosotros previamente (si estos no estaban conectados con nuestra audición). Y así, de pronto, estamos confundidos. Y lo que nos salía en la cabina de estudio, de pronto está inestable.

Y esta es la explicación detrás de "en mi casa me salía". Porque sí, en casa nos salía de verdad. Pero habíamos entrenado los movimientos y no nuestra capacidad de reacción.

Esta perspectiva abre nuevas posibilidades de cara al estudio. Por ejemplo, podemos intentar que vayamos cambiando de sala de estudio periódicamente, intercambiando nuestro salón por el de nuestra compañera. Ello nos dará la posibilidad de entrenar nuestra capacidad reactiva. O también, podemos oírnos en la sala en vez de en nuestro instrumento: una manera de escuchar más redonda hará que nuestra manera de tocar sea multidimensional y nuestro sonido más plástico.

Queremos enseñar a nuestros estudiantes cómo estudiar de forma más efectiva y no sólo "repetir hasta que salga", y nosotros mismos queremos utilizar nuestro valioso tiempo de estudio de manera efectiva y que tenga sentido.

Y este planteamiento puede ser un comienzo, para ellos y para nosotros.



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