El gesto más bello del mundo

Tenía el gesto más bello del mundo, y fue durante 5 años mi director coral. Cuando de promedio cantas unas 120 veces al año con una persona, coleccionas experiencias con el tiempo. Uno de los conciertos lo tengo en especial recuerdo.

Mi director de coro llegó un día al ensayo con un brazo escayolado - se lo había roto esquiando. Tenía el brazo izquierdo colgando del cuello, neutralizado.

En ese tiempo teníamos un proyecto con un director invitado, y como usual con coros amateurs, mi director estaba presente sin dirigir él mismo. Pocos días más tarde, sin embargo, teníamos un concierto a-capella con él. Estábamos curiosos de qué pasaría.

Dirigir con sólo un brazo

Admitiéndolo, para ese concierto conocíamos muy bien el repertorio - era nuestro programa estándar, con el que dábamos 30-40 conciertos por temporada. Sin embargo, sin director no sería posible cantar, no con un grupo de 70 cantantes amateurs que no estaban preparados para ello.

¿Cómo se consigue transmitir la expresividad del gesto del director con sólo un brazo, que ya de por sí ha de estar marcando el compás? ¿Qué se hace cuando el gesto más bello del mundo ya no está a tu disposición? Lo habéis adivinado: dirigiendo con el lenguaje corporal, presencia y comunicación no verbal. Pero ello se dice fácilmente, y como sabéis, las buenas intenciones no llevan a mucho en una situación de concierto.

Una experiencia musical emocionante

Llegó la actuación y estaba delante nuestro, el brazo izquierdo vendado, neutralizado, el derecho libre - y su lenguaje corporal se transformó delante nuestra, en ese concierto. Le veíamos y no nos lo creíamos.

Enseñaba con los ojos, con todo el rostro, con todo el cuerpo - y dirigió la música de nuevo. Y nosotros, que casi nos sabíamos esta música de memoria, que prácticamente nos lo conocíamos a él de memoria, nosotros nos emocionamos: por su presencia, y por su música - porque en ese momento también cobró vida nueva para nosotros. En ese concierto me vinieron las lágrimas muchas veces, tan bello fue cantar con él, tan unido. Fue un sueño. De los cientos de conciertos que canté en mi vida, este tiene un valor especial.

¿Qué podemos aprender de esta anécdota?

Y ahora la pregunta: ¿no es posible sin? ¿Uno/una acaso se tiene que romper el brazo para conseguir una unión más musical y emocional con sus cantantes? No, por supuesto que no. Porque nuestra emoción vino del momento en que sentimos que nuestro director puso a un lado su gesto perfecto y se preparó a dirigir con todo su cuerpo. Esta acción abrió una nueva puerta a la emoción musical. Y ello está disponible cada día que queramos.



Conferencia sobre el Método Resonancia en el Simposium Mundial para la Música Coral

Este año he sido invitada a dar una conferencia en Simposium Mundial para la Música Coral (WSCM11) sobre el Método Resonancia y compartir con directores/as de coro, cómo pueden llevar, junto a sus cantantes, la emoción musical al sonido - con todo su cuerpo. Con mucha ilusión de veros allí!



¿Quieres saber más sobre el Método Resonancia?

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